Bloom Eco-working
Moda sostenible, e-commerce y marketing

Sin duda el e-commerce ha sufrido un proceso de aceleración durante la pandemia y no es para menos, las personas se han apoyado en estos canales para poder obtener productos y servicios de toda índole, especialmente alimentos, medicamentos y productos esenciales.
Sin embargo, la moda y otros sectores que ya venían madurando sus sistemas digitales, han sido sectores que han sufrido la aceleración, maduración o desarrollo de estos canales y por supuesto el consumidor ha ido aumentando sus niveles de interacción y compra, ya no sólo de productos de primera necesidad, sino de toda clase.
No obstante, ya se empieza a ver con preocupación todo lo que ha pasado en términos de prácticas sostenibles a raíz del COVID-19. Algunas buenas prácticas que ya venían funcionando en el mundo en algunos sectores se vieron suspendidas, en especial el reciclaje y en contraposición se comenzaron a gestar prácticas comerciales que afectan seriamente nuestro planeta en términos de contaminación.
Para entender la problemática de una manera más gráfica vamos a poner un ejemplo para que entendamos cómo el e-commerce que como mencionamos va en crecimiento ha ido paulatinamente elevando los índices de contaminación.
Las empresas que comercializan artículos y prendas de vestir vía comercio electrónico, en su afán de vender y tener a sus clientes felices, han optado por tener unas políticas comerciales lo suficientemente atractivas, mediante las que ofrecen opciones como la entrega inmediata, el cambio de la prenda sin costo y nuevos sistemas de empaque y embalaje para proteger el producto del virus. Esto sin evaluar si el producto tuvo además buenas prácticas de producción.
Para que un cliente pueda tener su producto de manera inmediata, es decir, el mismo día o al día siguiente de la compra, el proveedor tiene que diseñar una cadena de abastecimiento poco óptima en términos de transporte, pues debe cumplir a toda costa el tiempo de entrega sin importar si el camión que lo entrega haya consolidado varios productos para entregar o no en la misma ruta, muchas veces un camión sobre dimensionado para tal servicio. Por ello, muchas veces debe acudir a la entrega por medio de camiones medianos, motos y carros de menor tamaño sobre saturando la ciudad de vehículos para entregas pequeñas, y por ende, multiplicando las emisiones de CO2. Aquí el primer factor de contaminación que surge del e-commerce cuando sus políticas comerciales priman por encima de la sostenibilidad.
La segunda política comercial que influye directamente en la contaminación está relacionada con el cambio del producto. Muchas veces como consumidores no logramos visualizar que cada interacción de estas implica procesos logísticos como el mencionado en el punto anterior, pero desde el punto de vista del marketing, es a las marcas y en especial a los mercadólogos encargados, educar y formar al consumidor. Muchas veces en el afán de vender no nos cuentan todo lo que hay detrás de cada política, lo que implica para el planeta y menos para la sociedad, y eso que aún no estamos hablando de procesos sostenibles en la producción de las prendas.
Entonces cada que devolvemos un producto y muchas veces “sin necesidad” o por “capricho”, estamos haciendo un gran aporte CO2 al planeta, lo estamos contaminando sin saber y estamos congestionando nuestras ciudades con vehículos contaminantes.
En tercer lugar, hablemos del aumento de plástico, icopor y cartón en los empaques de dichos productos. Con todo el tema de la pandemia, las marcas buscan proteger a sus consumidores de la propagación del virus. Por ello, han aumentado considerablemente el uso desmedido de material para empacar una blusa, usando en gran medida plástico, que ya sabemos cuánto contamina el medio ambiente. Como dice mi amigo Carlos Fernando Villa, nos estamos llenando de basura. Si hacemos este cálculo en la cantidad de veces que interactuamos con el proveedor entre la primera vez que nos envía la prenda y la cantidad de veces que la regresamos para cambio, no sólo afecta la contaminación por CO2 sino también por plástico y basura en cada ida y vuelta.
Hasta aquí sólo hemos hablado de lo insostenible que son las actuales políticas comerciales, pero no lo hemos hecho de los procesos de elaboración y producción de la moda, que son en última los factores que miden el compromiso de las marcas no sólo con el medio ambiente, sino con la sociedad. También mencionamos al principio de este artículo que algunas prácticas como el reciclaje han sido suspendidas debido a que los consumidores no están separando adecuadamente los desechos sanitarios como guantes y tapabocas, situación que dificulta la tarea del reciclador al ponerlo en riesgo de contagio.
Estos han sido temas de constante evaluación por parte de nuestro equipo de marketing en Bloom Ecoworking, varios Cafés de Mercadeo Envivo con invitados dedicados a promover la economía circular en sus negocios, conversaciones en podcast y artículos en nuestro blog son temas que nos motiva a prender las alarmas, a hacer un llamado al consumo responsable y a los marketeros en las empresas a cumplir su misión de formar mercados, no solo de formar para el consumismo sino para la responsabilidad.
Por último y ya será tema de otro artículo, es que como consumidores rechacemos marcas con malas prácticas de producción. Como bien sabemos, muchos países tienen políticas que desafían la desigualdad y prevalece la producción sobre el ser humano. Por ello, es importante que evaluemos no solo los procesos de producción y los materiales, sino también las prácticas sociales cuando compramos una prenda de origen extranjero, que entre otras aumenta la huella de carbono al tener que ser transportada hasta nuestro país y estamos apoyando la desigualdad social.
Más contenido sobre estos temas en nuestro blog www.bloomworking.com.co y nuestro programa en Spotify y Ivoox “Mercadólogos Compulsivos”
Adriana Gutiérrez Ramírez
Comunicadora organizacional especialista en marketing
Fundadora Bloom Ecoworking
adrianagutierrez@bloomcoworking.com.co